martes, 30 de diciembre de 2014

Las hieles y mieles de trabajar desde casa

Waa... quien no quisiera trabajar desde su casa? Tener esa flexibilidad de horario, esa facilidad de no invertir tiempo trasladandote. Por suerte, la rama de la industria en la que trabajo me permite hacerlo. 

Hace unos años, por falta de espacio en la oficina y en lo que la compañía se cambiaba a otro complejo mas grande, nos mandaron a trabajar a casa a todo el equipo para el proyecto en el que trabajaba. Fue justo después de navidad, así que había poca actividad y aprovechamos para hacer el cambio. 

Me levantaba como 15 minutos antes de la entrada a trabajar (8:00 am), incluso 5 minutos antes, solo para prender la computadora. Revisaba mi correo y si había algo urgente, lo atendía, si no, me iba a desayunar. Regresaba, atendía los problemas, las juntas y así transcurría mi día laboral. A la hora de la comida me dormía un rato o aprovechaba para bañarme y si no, podía durar en pijama todo el día, porque la flojera era inmensa. Sin compañeros de trabajo ni novio cerca, no me importaba, puritita velda'. Era como una pequeña revolución interior en contra de lo correcto. Quería estar todo el día en pijama y podía hacerlo.

Si tenía algún pendiente, como ir al banco o alguna otra cita, avisaba, iba rápido y ya, sin más penas.  

No salía a comer y no gastaba en gasolina! Súper ahorro. El gasto en electricidad aumentó un poco, pero no para tanto, no se comparaba con el gasto de gasolina. Además del desgaste del auto y los peligros de la calle.

Nos dijeron que esto podía ser cosa de un par de meses, tal vez unos 3... y así.

La verdad, era genial!! Era libre como animalito salvaje, quien no quiere un trabajo tan flexible?

Todo es bello...

Pero 11 meses después...


Trabajé en ese esquema 11 meses. Los primeros, como comenté, era bello. Pero por ahí del tercer o cuarto mes, ya me picaba la casa. No suelo ir al mercado, pero después de ese tiempo, imploraba a mi mama que me dejara ir con ella porque quería salir de la casa!

Salir a las 5:00? No siempre. Como ya estas ahí, 10 minutos más, 15 minutos más, 30 minutos más! Que tanto es tantito? Había veces que estaba ahí hasta pasadas las 6:00 de la tarde. Podía haber veces que no salía de mi casa en días, porque cuando salia del trabajo, estaba muy cansada, enfadada, asqueada.

La temporada más agridulce fue verano. Estando en la oficina, perdía noción de lo que había afuera, así que no me importaba, pero estando en mi casa, veía el sol cálido entrando por mi ventana, y el aire tibio y me daban ganas de salir... pero había que atender los bugs.

Los distractores en casa son infinitos. La televisión? Deja tu eso, el Internet! Libre acceso a lo que sea. Y mi mamá, que entraba a cada rato a contarme cosas.

Luego de un tiempo, empecé a extrañar a mis amigos y compañeros de trabajo. De mala suerte que mi novio en ese tiempo estaba trabajando en Ohio, ya ni ese pretexto tenía para salir. Terminé como el tipo este, como Neardenthal.

Cortesia de The Oatmeal
The Oatmeal, retrata la velda' velda' Me sentí identificada.

Eso no le quita lo bonito de trabajar en casa. 

Volveria a hacerlo? Claro! Lo hice hoy... pero no volvería a hacerlo por tanto tiempo. Un par de veces en la oficina a la semana no mata :). Ya aprendí que el balance es importante.



lunes, 22 de diciembre de 2014

Historias de supermercado

Yo no acostumbro ir al "súper". De vez en cuando acompaño a mi mama. Pero hay ocasiones en las que me aventuro a ir sola y entrar en ese submundo donde personas de todos los estratos sociales se combinan (esas palabritas domingueras).

La navidad es bien linda... cuando no tienes que salir de tu casa! Porque la gente se pone loca, no hay estacionamiento, los niños corren, las madres gritan y todo mundo parece que tiene que llegar con urgencia a un lugar. Mi grinch interior lo detesta...

Como sea, fui al mercado hace rato. Como traía 2 cositas, fui a la caja rápida. Adelante de mi había unas señoras y estaban comprando unas fajas, como las de la imagen a continuación:

La imagen no es mia.
Igualititas, mismo modelo y color. Las señoras, quizás arriba de los 40, tenían sobrepeso. Como lo se? Bueno, eso es algo que no lo puedes ocultar tan facilmente. Ahora, no culpo el uso de las fajas, yo misma tengo una, misma marca pero diferente modelo, ayudan a que ciertos vestidos se vean mejor que ver todas esas lonjas pegadas al vestido.

Anyway, la hija le dice a la mama -"Esperame, te voy a traer una M mejor".
Yo como que me quise ir para atrás. Con mis 64 kilos, uso la talla M, y después de un rato, ya como que me asfixia. Y la señora con sobrepeso, de unos 90-100 kilos mas o menos, va a usar la misma talla que yo? Que me pase el tip.

Y no es para burlarme de ella, solo que quizás sus $181 pesos se vayan volando por la ventana.

Y me pone a pensar, en un país donde el precio de la gasolina esta por los cielos, donde el huevo llegó a estar a  $60 pesos (hace unos días costaba eso en unos mercados cerca de mi casa, WTF!), donde el salario mínimo aumenta $2 pesos (doble WTF!), que una señora se compre una faja de casi $200 pesos que quizás no le venga y que probablemente se la ponga una vez...  me hace creer que no estamos tan mal. =(

martes, 9 de diciembre de 2014

Malas decisiones...

Alguna vez han tenido una mala decisión y han tenido que vivir con ella?

Yo si. Hoy lo hice. Y me estuvo matando en todo mi día laboral. 

En la mañana que me cambie para ir a trabajar me puse un pantalón que había decidido ponerme desde la noche anterior. Cuando cerré el botón lo sentí raro, me apretaba pero sin llegar a desbordar mi humanidad, era molesto. Me dejaba maniobrar y estar bien, pero yo sabía, desde el fondo de mi cerebelo que no iba a durar así 1 hora (y mas por todos esos intestinos que se inflaman con facilidad). En voz alta dije "me lo tengo que cambiar", pero me valió un cacahuate, porque ese pantalón me gusta mucho y seguí. Cuando me puse los zapatos sabía que no había marcha atrás. Para las 11 de la mañana estaba muy incomoda... y así fue hasta las 5 de la tarde. Cuando me deshice de los pantalones fue una sensación de alivio, similar a la de caminar entre pasto de algodón (si existiera...).

Todos hemos tomado una mala decisión con la que tenemos que vivir, en mi caso yo solo estuve muriendo 8 horas (aaah, pero jamas sin perder el "glamours"), pero algunas veces tenemos que vivir con las consecuencias el resto de nuestra vida. 
Yo no tenía forma de remediarlo a menos que me quitara los pantalones en medio de la oficina y eso no iba a pasar. Pero otras veces nosotros tenemos el poder de enmendar los errores, en caso de que haya sido nuestra culpa y hayamos causado algún mal, o simplemente tomar el lado positivo de las cosas y reírnos,  porque vida solo hay una y no tenemos suficiente tiempo para estar perdiéndolo en pantalones apretados.